viernes, 26 de septiembre de 2008

RELATO "SOMBRAS Y NIEBLA" CAPITULO 1

MRA
CAPITULO 1
=EN EL HOGAR DE PONY=




Candy se levantó de madrugada, dispuesta a incorporarse a las labores a las que se acostumbró desde muy pequeña. Sus dos madres adoptivas la enseñaron a cuidar de los demás, comportamiento que más tarde la llevó a estudiar enfermería.
Candy bajó de la litera superior en que había dormido esa noche, tratando de no hacer ruido para no despertar a los 2 pequeños que dormían en la parte de abajo de la litera. Se vistió en silencio y medio bostezando, tallándose los ojos con las manos. Mientras buscaba un pañuelo para atarse el cabello, reparó en una carta que alguien acababa de deslizar bajo la puerta. Como era de madrugada, solo podía tratarse de la señorita Pony o la hermana María, así que caminó en silencio, recogió la carta y abrió repentinamente la puerta.
-Annie! –exclamó, pues ella pensaba sorprender a una de sus madres adoptivas y en cambio se encontró con su hermana.
-Shh, Candy... vas a despertar a todos...-le dijo Annie, tirando de ella hacia el pasillo.
-Pero ¿por qué tanto misterio? ¿pasa algo?-la interrogó Candy cuando llegaron a la sala comunitaria.
-Ay, Candy...-dijo Annie, llorosa-
-Me estas asustando, Annie... Habla de una vez..-le suplicó, mientras la abrazaba. Pero Annie seguía llorando. En eso aparecieron en la sala la señorita Pony y la hermana Maria. Candy se dirigió a ellas:
-¿Ustedes saben que le pasa a Annie?
-Candy...-intervino la hermana Maria- Creo que si lees la carta podrás entender mejor a Annie...
-¿pero...?
-Lee la carta, Candy–insistió la hermana María, tomando su lugar, abrazando a la llorosa Annie.
La señorita Pony las observaba en silencio, pero cuando Candy la miró, ella asintió.
Al fin Candy abrió el sobre. Era una carta dónde Annie le decía, entre muchos rodeos, que se iba a casar con Archie en dos meses en Nueva York porque ambos se irían a vivir a Nueva York, donde Archie estudiaría leyes y al mismo tiempo ayudaría a Albert con los negocios familiares.
A Candy no le sorprendió la noticia de la inminente boda, aunque si le cayó como un balde de agua fría el hecho de que fuera a celebrarse en Nueva York, precisamente... pero se concentró en la primera noticia y se lanzó hacia Annie y la abrazó. Sonriendo la felicitó e inmediatamente Annie recobró un poco el habla.
-Candy... me alegro tanto... de que... te lo tomes tan bien...-balbuceó Annie.
-¿oye, y porque no habría de tomármelo bien? ¡Se casan dos de mis mejores amigos!!!
-Candy... ¿leíste toda la carta?
-Si, Annie, ¡que felicidad! ¡se casan en dos meses! ¿qué es lo que tienes en la mano? ¡Oh, por Dios! ¡si es el anillo de compromiso! ¿ya lo vio, señorita Pony?
La señorita Pony ya lo había visto, pero aún así se acercó y envolvió con sus brazos a sus dos hijas adoptivas. A Annie para felicitarla y a Candy porque no le pasaron desapercibidas esas pequeñas lágrimas que se asomaban a sus ojos aparentemente felices. La hermana Maria también se unió al abrazo, contagiada por el sentimiento del momento.


A la señorita Pony no había nada que se le escapara y desde que Candy volviera la había notado diferente, aunque ella se esforzaba por aparentar ser la misma chica alocada de siempre, ya no lo era. Con ojos de madre, la señorita Pony conocía muy bien a sus hijos adoptivos, por ello sabía el esfuerzo tan tremendo que hacía ahora Candy por aparentar serenidad, incluso felicidad por la boda de Annie y Archie; y no era que Candy no se sintiera feliz por ellos, lo que la afectaba era que la boda se realizaría en Nueva York. Y en Nueva York Candy había dejado la parte rota de su alma...
La señorita Pony recordaba muy bien a ese chico que había venido en una tarde de invierno solo a conocer el Hogar de Pony porque Candy le había contado del lugar en que creció... porque aunque sabía que Candy no estaría ahí, había ido a buscar cualquier vestigio de ella.
Candy no les había contado como ocurrieron las cosas al final entre ellos, porqué se separaron tan drásticamente, y ellas no la habían presionado. Fue en su lugar Annie la que se los contó el día anterior, cuando trataba de explicarles entre lágrimas porque no se sentía capaz de decirle a Candy sobre su boda. Annie temía que Candy se pusiera mal cuando ella se lo contara. Por ello, la hermana María sugirió que le escribiera una carta.
Y al parecer, las cosas no habían resultado del todo mal. La señorita Pony estaba realmente sorprendida del valor que Candy demostraba ante la situación. Aunque sabía que lo hacía por Annie, para no herir los sentimientos de la joven.

1 comentario:

MACO dijo...

Es cierto cuando la inspiración se va no hay que escribir, me ha pasado casi todo el año y ahora de repente tengo chispasos, pero no he hecho un espacio, espero pronto estar en marcha.

Sabes Sombra me gusta tu relato de Candy, otra ocasión ya me la habías compartido y me dejaste picada ¡por favor quiero saber como continua!, me trasportas a la caricatura. Saludos :)